Desde hace ya más de dos años viene creciendo en México y en el mundo el movimiento anarquista, este movimiento que a nivel internacional está liderado por un italiano llamado Alfredo Bonanno, el cual está vinculado a la mafia siciliana por línea sanguínea; en América Latina ha tenido importantes manifestaciones en Chile contra la reforma educacional, en Brasil con las protestas en las favelas contra el mundial de futbol; en Venezuela contra el gobierno de Nicolás Maduro y por supuesto en México desde el regreso del PRI al gobierno, pero más particularmente vinculado a las protestas de la reforma educativa.
Los mecanismos para operar las protestas, tienen tal semejanza en todo el mundo que no puede negarse que existe algún tipo de línea de conducción: en Ferguson, Brisbane, Buenos Aires o Egipto, Hong Kong y Seúl, las protestas manchadas con actos violentos, alejadas de propuestas ideológicas y llenas simplemente de ira desbocada, utilizan símbolos muy semejantes, además de la A encerrada en un círculo, el uso de capuchas, la identificación con frases específicas, hashtags o colores, en fin, sin duda este anarquismo, que durante mucho tiempo permaneció durmiente mientras las luchas ideológicas prevalecían, ha resurgido con una fuerza insospechada y con gran aceptación en ciertos sectores de la población.
Independientemente de la legitimidad de la protesta y la furia que le ha despertado esta actitud al anarquista, hay grupos que pueden aprovechar y servirse de este tipo de expresiones para avanzar en sus propios proyectos de índole político o económico.
Sin duda, la acción anarquista desestabiliza a los gobiernos, especialmente en la actualidad, cuando la sociedad se siente tan alejada de su autoridad, cuando ésta no representa los verdaderos intereses sociales y no atiende a los electores de manera que exista y se profundice la confianza entre los actores políticos, el anarquismo encuentra un caldo de cultivo adecuado para el desarrollo de su actividad clandestina, exigiendo al mismo tiempo impunidad, que de no alcanzarse, será señalado el gobierno de represor, anti demócrata y dictatorial. Pero al acrecentarse la incapacidad del gobierno para el ejercicio de la autoridad policíaca o militar, los grupos delincuenciales también ganan espacios y oportunidades para el desarrollo de sus actividades.
Por ello, la relación familiar del señor Bonanno con la Cosa Nostra pasa de ser un dato curioso a una posible explicación sociopolítica del origen de los problemas de nuestro país, especialmente teniendo en cuenta la vinculación entre los cárteles de las drogas mexicanas y las familias mafiosas sicilianas.
México se encuentra hoy ante una terrible encrucijada, en la que no se puede dejar de señalar la irresponsabilidad y comp´licidad con que actúa el gobierno con la delincuencia, pero al mismo tiempo, como sociedad, debemos buscar el fortalecimiento de nuestras instituciones, para lograr una expectativa de un futuro mejor.
